En los años 40-50, la energía nuclear parecía la solución a todos los problemas energéticos. ¿Y por qué no a la propulsión aeronáutica? Es fácil imaginar un avión de autonomía virtualmente ilimitada: bombarderos en vuelo durante días sin necesidad de repostar.
Algunos científicos e ingenieros creían en la posibilidad de construir un motor a reacción que obtuviera la energía calorífica de un reactor nuclear. Antes había que probar cómo se comportaba un reactor nuclear en un avión: estudiar su peso, la radiación que perdía, los efectos sobre la estructura, etc. Se cogió un B-36 dañado por un tornado y se le instaló un reactor nuclear de 1 MW en la bodega de popa. El reactor no propulsaba el avión, tan sólo era un modo de estudiar su comportamiento. La tripulación se alojaba en la proa, que había sido blindada con 12 toneladas de plomo y goma, y con ventanas de 25 cm de grosor.
El reactor se refrigeraba por aire, y estaba rodeado de cavidades llenas de agua para absorber la radiación. En caso de accidente, el compartimento de la tripulación se cortaría por personal protegido y sería arrastrado en bloque hasta un lugar seguro. El reactor se enterraría. Obsérvese que la tripulación iba protegida, pero ello no impedía que el avión irradiara el resto: es decir, TODO lo que hubiera encima, debajo, o a sus lados. Aún así, voló medio centenar de veces sobre Texas y Nuevo México entre 1955 y 1957.
En la época se consideró un éxito (si bien no había tanto conocimiento sobre los riesgos de la radiación), y se continuó la investigación. El proyecto se canceló en 1961, más debido a razones políticas que a técnicas o ecológicas.
Técnicamente era un problema resuelto: GE había conseguido la manera de hacer un reactor de ciclo directo, y P&W estaba en el buen camino con el de ciclo indirecto. Se había investigado mucho en materiales, refrigerantes, etc. En cuanto a la conciencia ecológica, todavía no era fuerte en la sociedad. Todo ello hubiera sacado el proyecto adelante, pero afortunadamente falló el liderazgo político. Otra posible razón pudo ser que los ICBM’s eran cada vez más precisos, evitando la necesidad de llevar un bombardero hasta el objetivo. A pesar de la cancelación del proyecto, El NB-36H realizó alrededor de cincuenta vuelos de prueba entre 1955 y 1957.
Los rusos por la década de los 60 , también intentarón colocar un reactor de fisión en un tu-119, pero como les paso a los americanos, los misiles intercontinentales (ICBM) acabarón con el desarrollo de dicho avión. (Mas información: tu-119 ).
De nuevo gracias a Darío y a Freddy por la información.
Algunos científicos e ingenieros creían en la posibilidad de construir un motor a reacción que obtuviera la energía calorífica de un reactor nuclear. Antes había que probar cómo se comportaba un reactor nuclear en un avión: estudiar su peso, la radiación que perdía, los efectos sobre la estructura, etc. Se cogió un B-36 dañado por un tornado y se le instaló un reactor nuclear de 1 MW en la bodega de popa. El reactor no propulsaba el avión, tan sólo era un modo de estudiar su comportamiento. La tripulación se alojaba en la proa, que había sido blindada con 12 toneladas de plomo y goma, y con ventanas de 25 cm de grosor.
El reactor se refrigeraba por aire, y estaba rodeado de cavidades llenas de agua para absorber la radiación. En caso de accidente, el compartimento de la tripulación se cortaría por personal protegido y sería arrastrado en bloque hasta un lugar seguro. El reactor se enterraría. Obsérvese que la tripulación iba protegida, pero ello no impedía que el avión irradiara el resto: es decir, TODO lo que hubiera encima, debajo, o a sus lados. Aún así, voló medio centenar de veces sobre Texas y Nuevo México entre 1955 y 1957.
En la época se consideró un éxito (si bien no había tanto conocimiento sobre los riesgos de la radiación), y se continuó la investigación. El proyecto se canceló en 1961, más debido a razones políticas que a técnicas o ecológicas.
Técnicamente era un problema resuelto: GE había conseguido la manera de hacer un reactor de ciclo directo, y P&W estaba en el buen camino con el de ciclo indirecto. Se había investigado mucho en materiales, refrigerantes, etc. En cuanto a la conciencia ecológica, todavía no era fuerte en la sociedad. Todo ello hubiera sacado el proyecto adelante, pero afortunadamente falló el liderazgo político. Otra posible razón pudo ser que los ICBM’s eran cada vez más precisos, evitando la necesidad de llevar un bombardero hasta el objetivo. A pesar de la cancelación del proyecto, El NB-36H realizó alrededor de cincuenta vuelos de prueba entre 1955 y 1957.
Los rusos por la década de los 60 , también intentarón colocar un reactor de fisión en un tu-119, pero como les paso a los americanos, los misiles intercontinentales (ICBM) acabarón con el desarrollo de dicho avión. (Mas información: tu-119 ).
De nuevo gracias a Darío y a Freddy por la información.
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